Camping Apollonia

Para los amantes del agua, cada día en el Camping Apollonia es una experiencia inolvidable. La piscina es ideal para refrescarte en los calurosos días de verano: lo suficientemente grande como para darte un chapuzón o jugar a bucear con los niños. A lo largo del borde de la piscina, bajo la sombra de algunos árboles, encontrarás cómodas tumbonas, perfectas para relajarte y leer un libro mientras los peques se divierten. Además, hay una zona poco profunda donde los más pequeños pueden chapotear sin peligro.

¿Lo mejor? La playa está a menos de diez minutos a pie. La playa de Plakias es amplia, larga y tranquila, e incluso en temporada alta vas a encontrar espacio para extender tu toalla sin tener que lidiar con los vecinos. El agua cristalina baja poco a poco, así que es perfecta para los niños. Si te gusta el buceo, no te olvides del tubo, porque entre las rocas viven peces curiosos. Y si te apetece un poco de aventura, también puedes alquilar kayaks y tablas de SUP en los alrededores.

En el Camping Apollonia se respira ese ambiente auténtico y relajado de las vacaciones, sin florituras pero con toda la calidez de un lugar acogedor. Solo tienes que ponerte unas chanclas y pasear hasta la taberna del camping, donde cada noche te esperan platos griegos preparados con esmero. El souvlaki es tan delicioso que querrás pedirlo una y otra vez.

Los niños, por su parte, ya han hecho nuevos amigos y juegan hasta altas horas de la noche en el parque infantil y en el gran césped, inmersos en una aventura sin fin. Aquí no encontrarás animación organizada, pero tampoco hace falta: el ambiente es tan familiar que todo fluye con naturalidad, como en un pequeño pueblo donde todo el mundo se siente como en casa.

El camping dispone de un minimarket imprescindible para las pequeñas necesidades diarias y cada mañana puedes despertarte con el olor a pan recién horneado. Y si te apetece un refrescante helado o un batido frío, el bar siempre está dispuesto a mimarte. Se nota claramente: este lugar está dirigido con amor, y se percibe en cada pequeño detalle.

Plakias es una pequeña joya costera, perfecta para pasear sin prisas y dejarte conquistar por su ambiente relajado. A lo largo de la calle principal, acogedoras tabernas, heladerías caseras y pintorescas tiendas exhiben los mejores productos locales. Pásate por el mercado para degustar un trozo de queso feta fresco con un chorrito de miel dorada, o llévate a casa una botella de aceite de oliva directo de las manos de un agricultor local.

Si te apetece explorar, estás en el lugar perfecto. A poca distancia se encuentra la playa de Preveli, un trozo de paraíso enmarcado por palmeras y atravesado por un río que desemboca en el mar. Puedes llegar a ella en coche en menos de media hora y completar la experiencia con un paseo entre las rocas, un pequeño viaje a la naturaleza más auténtica.

También vale la pena visitar Spili, un encantador pueblo de montaña famoso por sus antiguas fuentes, callejuelas empedradas y terrazas a la sombra donde detenerte a tomar un café griego. Si prefieres una aventura inmerso en la naturaleza, el desfiladero de Kourtaliotiko es todo un espectáculo: senderos pintorescos, el sonido del agua que fluye, cabras trepando por las rocas y unas vistas que te dejarán sin aliento.